Cuerpo criminal

Miguel, un campeón local de culturismo, es invitado para exponer su cuerpo haciendo el papel del monstruo en una película de terror angloamericana que se filma en un bosque cercano a su pueblo. Miguel, que se gana la vida como instructor de un gimnasio, proviene de una clase desfavorecida y siente que la sociedad lo juzga. La disciplinada dedicación a su cuerpo a través del culturismo ha sido en alguna medida la respuesta a una profunda necesidad de superación y reconocimiento.

Marcos es un agricultor indígena que trabaja la tierra de manera tradicional usando bueyes para arar. Lo hace en sus tierras pero también ofrece sus servicios de arado en las tierras vecinas. Sus animales son su apoyo y su fuente de ingresos. Andrea, la productora local de la película, que busca bueyes en la zona para que aparezcan en escena, le ofrece trabajo por unos días durante el rodaje. Su trabajo consiste en cargar muebles, poner sus bueyes para las escenas y de paso hacer de figurante.

Para Miguel y Marcos, enfrentados a un idioma que no comprenden, y a unos códigos de trabajo -largas esperas y repeticiones- que son extraños para ellos, la experiencia se torna incómoda. Lo que a un principio parecía interesante poco a poco se va convirtiendo en una experiencia amenazante. A medida que avanza la producción, Miguel lidia con sus propias inseguridades, temiendo no estar a la altura de las expectativas del director en la escena más exigente: un momento en el que debe encarnar al monstruo, una especie de minotauro, y exponer su vulnerabilidad al aparecer completamente desnudo.

Marcos, cada vez más consumido por la aprensión, comienza a albergar dudas sobre el equipo de producción. Atormentado por vívidos sueños en los que su buey muere, se niega a continuar con su colaboración ante una de las escenas en las que el animal debe ser sedado para que parezca muerto. Sin embargo, la presión de la producción ejerce su influencia.

En la parte final de la película, vemos a Marcos enfrentándose al peligro y la violencia que implica sedar a su toro y verlo derrotado en el suelo, sin saber si volverá a levantarse. Mientras tanto, Miguel finalmente se enfrenta a la escena que ha estado esperando con temor: desnudo frente a la cámara, debe gemir como un animal furioso. La película termina con Miguel vestido de monstruo siendo aplaudido por el equipo.