Aba

Mi madre Alejandra es una paciente de Alzheimer. Paciente aún joven con un deterioro cognitivo importante. Vivo con mis padres desde que regresé de estudiar cine en Argentina en 2018. Recuerdo la visita de mi mamá a Buenos Aires, junto con mi papá, su viaje a Montevideo, el tren de la Patagonia hasta Bariloche, el baile de tango en la Milonga y el caluroso abrazo de ella. Recuerdo también como ya se olvidaba de algunos nombres, de memorias inmediatas, visitas y cenas, pequeños detalles, hoy con costos puede partir su comida. Ahora viene en este preciso momento mientras escribo y pone sus manos en mis hombros, se retira riendo, una risa a veces incontrolable, incoherente y que pareciera le borra de a poco su memoria. Se devuelve a su habitación a escuchar musica y bailar, siempre bailar. El baile fue gran parte de su vida, la danza fue antes de la psicología, fue antes de sus hijos e hijas, antes de su esposo, mi padre, antes de su enfermedad y después de ella. Tras dos colectas entre familiares, amigos y extraños, hemos logrado que mami visite el Centro de Restauración Neurológica de la Habana y nos preparamos para que a finales de este año vaya una vez más. En Cuba difieren del diagnóstico en Costa Rica, han dicho que es Alzheimer, mientras que el primer criterio en nuestro país fue el de Demencia Frontotemporal. Mamá visitó antes La Habana en 2008, a un congreso de PsicoDrama, la felicidad por la “bailada” de Salsa que se ha dado es lo que ha llegado contando a casa. Mañana mi padre va a trabajar fuera de San José, debo estar con Ma, cocinar el almuerzo y asegurarme que lo pueda comer, también ver que tome al menos 2 litros de líquido para que el siguiente día no tenga problemas con sus visitas al baño, pero al mismo tiempo debo cuidar que pueda orinar a tiempo, le debo dar dos medicinas y aceite de coco y si hace buen tiempo, sacarla a caminar, todo eso mientras escojo una diversidad de playlists para que escuche musica y baile, pues es lo unico que quiere hacer. Estoy pensando en llevarla donde mi amiga Nina, dazaterapeuta y que baile allí (algo le he comentado a mi amiga) y que quizá (a modo de little miss sunshine) montemos una presentación donde mamá pueda en un escenario seguir plasmando sus sueños que por más perdidos en la memoria, en su cuerpo persisten y se manifiestan. Este es un documental sobre la sobrevivencia ante una de las enfermedades más dolorosas, a través de la cotidianeidad y la danza